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“Renovarse o morir” es una frase que no pasa de moda y es aplicable en todas las épocas de cambios significativos, tanto en la sociedad como en la industria.

La semana pasada asistí al 9º Congreso de Dones D’empresa de la Federació Empresarial del Gran Penedès (FEGP) donde se reclamó mayor presencia de las mujeres en entornos tecnológicos y por eso la ponencia central fue expuesta por la Sra. Neema Balolebwami Nelly, experta en Inteligencia Artificial (IA) y que está activamente involucrada en la lucha contra la desigualdad de género de datos que alimentan a la IA.

¿Pero qué es la Inteligencia Artificial? Se trata de una combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que imiten la inteligencia humana para realizar labores de procesamiento y análisis de datos, y que van mejorando a medida que recopilan más información. Hay que tener muy claro que esta disciplina no «aprende» por sí sola, sino que se alimenta únicamente de los datos que le son proporcionados.

En una presentación se preguntó cuántas empresas o con qué asiduidad las empresas están integrando métodos de inteligencia artificial, como el Chat GPT, para mejorar los procesos de producción. Muchas de las personas presentes levantaron la mano pero debe tenerse en cuenta que actualmente muchas herramientas que utilizan IA están sesgadas y su «aprendizaje» está limitado a los datos que se le han facilitado y no tienen en consideración la diversidad.

Debemos tener claro que la inteligencia artificial no deja de ser una herramienta en la que los humanos debemos aprender a integrarla en el día a día, aunque está generando muchos interrogantes respecto a la Propiedad Intelectual de las obras resultantes. Actualmente, los derechos de autor se reconocen en las obras creadas por seres humanos, no máquinas, porque son los que aportan la creatividad. Pero a medida que la IA se vaya desarrollando y avanzando, puede generar contenido «original» que bajo la legislación actual no está amparada por los derechos de autor.

En el momento que nos encontramos no podemos detener la tecnología para esperar cambios legislativos que contemplen las nuevas revoluciones, por eso debemos recurrir a la ética, uso responsable, pedagogía y formación de los usuarios de los sistemas de Inteligencia Artificial.

Penedès Econòmic – Octubre 2023