Seleccionar página

¿Nos hace falta imaginación?

05/05/25 | Marcas, branding, propiedad industrial

Imagínate un mar lleno de peces. Tienes que elegir uno pero no sabes cuál. ¿Cómo lo haces? Por el color, el tamaño, si nada alegremente o si come mucho. Finalmente eliges uno, lo pones en la pecera y lo observas unos días porque si no te gusta tienes la posibilidad de cambiarlo por otro. ¿Pero qué pasaría si todos los peces fueran iguales? ¿Cuál elegirías?

Ahora sustituye la palabra «peces» por la palabra «marca». Muchas veces ante varias marcas no sabemos cuál elegir y vamos probando diferentes opciones hasta que encontramos aquella que nos gusta y representa un determinado producto o servicio. Pero, ¿y si todas las marcas son iguales? ¿Cuál elegirías?

El otro día leí por redes sociales que una persona había decidido emprender y crear su propia marca de servicios con una única palabra muy genérica para el sector que trataba.
Por curiosidad busqué si existían marcas registradas con esa palabra y me salieron más de 500 sólo en España.

Las marcas pueden consistir en palabras, letras, números, dibujos, fotos, formas, colores o una combinación de éstos. La finalidad es utilizarlas para identificar en el mercado productos o servicios de una empresa y diferenciarse de sus competidores.
Si todas las marcas comparten exactamente la misma palabra y son utilizadas en el mismo sector, no están cumpliendo su función y se convierten en lo que se denomina «marcas débiles» porque no pueden imponerse ante sus propios competidores ni marcan diferencia alguna con la competencia.

Algo parecido ocurre con algunas marcas que llevan mucho tiempo en el mercado. En su momento nacieron con una denominación innovadora y poco a poco se han ido introduciendo en el vocabulario diario para referirse a un producto genérico, perdiendo con el uso su condición de marca. Este efecto se conoce como «vulgarización de marca».

El propietario de una marca que se ha vulgarizado debe realizar muchos esfuerzos e invertir recursos para proteger el valor de su marca. Debe educar a los consumidores sobre el uso correcto y mantener el carácter distintivo. Pero cuando una empresa no está dispuesta a realizar ese esfuerzo debe valorar que ha llegado el momento de buscar una nueva marca.

Un cambio de marca no debe percibirse como algo negativo, sino como una evolución natural del negocio. Sin embargo, es importante encontrar el momento más oportuno para llevarlo a cabo.

Penedès Econòmic – Abril 2025