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¿Sólo soy yo mi marca?

04/03/24 | Marcas, propiedad industrial

En artículos anteriores he descrito la Marca Personal como una «herramienta» que debe desarrollarse para potenciar las cualidades que definen a un profesional y que lo diferencian de sus competidores.

Hablando estrictamente del concepto de Marca Personal existen definiciones de todo tipo, pero es básicamente dentro del ámbito laboral donde se permite a una persona diferenciarse de la competencia, partiendo de una construcción adecuada de marca, inspirando confianza, aportando experiencia, etc.

¿Pero qué ocurre cuando una marca personal se convierte en una marca profesional que distingue un producto y/o servicio dentro del mercado? ¿Qué ocurre cuando una marca personal se convierte en un imperio? Pensemos en Ferrari, Versace, Christian Dior o Balenciaga. ¿Deja de perder su esencia?

*Alerta spoiler*

Estos días he visto la serie «Cristóbal Balenciaga», ambientada en la vida del personaje durante los años 1930-1970, donde cada uno de los capítulos da una lección magistral sobre Propiedad Industrial. La gran preocupación del Sr. Balenciaga, que se repite en cada capítulo, es «Si yo no sigo en la Maison Balenciaga, (la marca) no puede seguir, ¿qué sentido tendría?». La marca Balenciaga se convirtió en un imperio formado por un socio, costureras, modelos, etc, pero el Sr. Balenciaga, diseñador principal de la empresa lo veía como una marca personal, impidiendo que otra persona liderara su empresa y firmara con su nombre.

¿Qué pasaría si este ejemplo lo trasladamos a las empresas del Penedès y Garraf? Alguien se imagina una empresa vitivinícola familiar donde la marca de la bodega es el apellido familiar, pero ¿ya no hay ningún representante del linaje en la empresa?

La Marca Personal tiende a centrarse en un individuo que ofrece la prestación de servicios o la venta de un producto y utiliza su nombre y apellidos para establecer una relación de confianza más estrecha con los potenciales clientes. Pero cuando esta marca crece tanto, como en el ejemplo expuesto de Balenciaga, se convierte en una marca empresarial, donde es importante plantearse un re-branding y establecer una nueva estrategia empresarial, porque los clientes pasarán a ser fieles a un producto , no a una persona en concreto.

Y si no pensad… tal y como se dice en la serie «Cristóbal Balenciaga»: «¿Os imagináis que Picasso continuara firmado cuadros sin Picasso?»

Penedès Econòmic – Febrero 2024